martes, 25 de septiembre de 2012

En Miami Beach

Estamos con mamá en la playa de South Beach, donde nos estamos quedando en Miami.

A diferencia de lo que me pasó con NYC, acá me sentí en Miami desde que llegué.

En Nueva York me acuerdo que cuando llegamos no sentía que estaba ahí... Creo que en parte fue porque fuimos en ómnibus (y en nuestra cabeza no existe ir a NY en bondi, o sea, vivimos en Uruguay, a Nueva York se va en avión) y también porque llegamos un domingo de mañana y no había un alma en la calle (y esa no era la imagen de NY que tenía en mi cabeza), pero el punto es que al principio no caía que estaba ahí, me sentía, no sé... en Buenos Aires... Era una sensación rara. Hasta que fuimos a Grand Central Terminal, y ahí sí me di cuenta de que estaba en Nueva York. Era el lugar que había visto mil veces en fotos, películas, series (y que, dicho sea de paso, es muuuucho más lindo en la vida real), y yo estaba ahí... Y no lo podía creer (me acuerdo y se me eriza la piel).

Pero con Miami fue totalmente diferente, me sentí en Miami apenas llegué. Porque es tan... Miami. Es totalmente diferente a todo lo demás, sobre todo a lo que vi hasta ahora de Estados Unidos. Las palmeras, los edificios, las luces, la playa, la música, la gente hablando en español... Es tal cual me lo imaginaba. Y está demás.


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